martes, 21 de julio de 2020

Abrirnos al cambio: Siempre hay algo nuevo que descubrir y aprender

Conforme avanzamos en nuestra experiencia vital, muchas veces elegimos espacios de rutina y constancia, en los que el cambio y la novedad brillan por su ausencia. Algunas veces, estas elecciones responden a la necesidad, otras a la comodidad, y muchas otras a la pura inconsciencia.

Antes o después, la vida nos pone en situaciones en las que todos esos espacios se desvanecen, algunas veces de forma brusca y traumática, en lapsos de tiempo irrisoriamente breves, que nos impiden aceptar lo sucedido o siquiera comprenderlo. Y allí, fuera de todos nuestros confortables espacios de rutina y constancia, nos enfrentamos a la verdadera ley de la Vida: el cambio permanente e incesante.

Por su propia esencia, el cambio se opone a todo aquello que dotamos de inmutabilidad, y a través de lo cual nos definimos frente al mundo exterior. Por ello, el cambio es una amenaza continua para esa construcción volcada a lo externo, nuestro ego, y en no pocas ocasiones, la falta de verdadera consciencia nos hace percibir esa amenaza como un ataque a nuestra propia esencia.

¿Qué sucede si eliges percibir estos espacios de cambio como oportunidades de descubrimiento y crecimiento? ¿Y si se te presenta una oportunidad de algo nuevo e impensado? ¿Y si a través de esta oportunidad consigues expresar facetas de tu esencia genuina, ocultas bajo las capas de nuestro ego?



Para lograr el desarrollo espiritual necesitamos del entendimiento. El entendimiento profundo nos coloca en el estado mental apropiado, nos conduce hacia la verdadera lucidez y nos otorga la capacidad de percibir las cosas bajo una luz totalmente nueva, esclarecedora y libre de sesgos. Las nuevas percepciones así adquiridas dejan a un lado los patrones viejos e ineficaces, e insuflan nueva confianza a la vida, brindándonos nuevas oportunidades allí donde inicialmente sólo vemos amenazas.

El entendimiento surge de la verdadera consciencia, y tiene un gran valor, pero sólo cuando actuamos conforme a él. La acción nos brinda la experiencia; y es a través de la comprensión consciente de nuestra experiencia que forjamos nuestra realidad más genuina. En armonía con lo que realmente somos, la comprensión de esta realidad profunda nos brinda la fortaleza interna para afrontar los cambios.

El entendimiento claro puede, en ocasiones, surgir en un instante, como un destello, pero en la mayoría de los casos llega con el tiempo y la práctica dedicada, y ese entendimiento será la base del aprendizaje. Con el aprendizaje viene el progreso personal y con éste la alegría sincera.

Continuemos aprendiendo y experimentando. Nunca sabemos lo suficiente: siempre hay algo que descubrir, algo nuevo que aprender, especialmente allende las fronteras en las que se encierra nuestro ego para autodefinirse. Y los momentos, como el momento presente, de profundo cambio, en los que todo lo que creíamos sólido e inmutable cambia y se desvanece, son magníficas lecciones que encierran oportunidades de cambio genuino, de evolución auténtica, de expansión más allá de lo que hemos decretado como nuestros propios límites. La práctica del Yoga es tu mejor aliado en este camino de regreso a tu propia esencia, a veces arduo, pero siempre enriquecedor. Cuentas con nuestro apoyo y nuestra guía para continuar transitándolo.

Namasté,
Ana y Marcelo


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